¿Cómo no se nos habrá ocurrido antes? Te compras un perro para pasear al perro mientras tú te quedas viendo guarrerías en el ordenador.
Pero en esto, como en todo, siempre hay un perjudicado: El perro que pasea al otro, porque, a él ¿quién lo pasea? ¡Pobretico!
No hay comentarios:
Publicar un comentario